Hay huellas que se graban en cemento. Y ya se quedan ahí. Da igual cuanto limpies, o el método que emplees. Solo podrías volver a empezar, y eso no es viable, en la vida los cimientos solo se pueden poner una vez.
Están ahí.
Puedes decidir como vivir con esas huellas. Puedes pisar firme cada día sobre ellas. Puedes mantener toda la higiene de la que seas capaz, o puede ser que haya días que acumulen más suciedad.
Pero están ahí.
Puedes decorar todo el entorno. Puedes hacer que pasen desapercibidas. Puedes incluso cubrirlas.
Pero están ahí.
Puedes aceptarlas como parte de ti. Debes. Puedes integrarlas en tu rutina y tu existencia. Pueden pasar días meses y años y parecer que no están.
Pero están ahí.
Puedes cambiar, puedes crecer, puedes llegar a ser todo lo grande que quieras. Puede que dejes de verlas de tan pequeñas que te parezcan.
Pero están ahí.
Las hay necesarias, las hay sobrevenidas, las hay dolorosas, las hay previsibles.
Y todas están ahí.
Pisando fuerte
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