Marca personal

A estas alturas del carnaval, me conozco lo suficiente como para saber que este blog podría no ser el más prolífico, ni el más constante, ni el aspirante a ningún premio concedido por número de seguidores o por ofrecer la mega idea del mundo 2.0.

Sé que mis post querrán bailar al son habitual de mis actividades, coreografíadas casi siempre por el mismo equipo: la impulsividad, la impaciencia, la necesidad de tener para ayer lo que se me ocurre hoy. La ilusión de hacer algo nuevo, la necesidad de variar. Los brotes bipolares: ahora hago mil cosas, ahora cero coma. Dicen los que me conocen que suelo ser muy clara, quizás lo que quieren decir es que demasiado. Otro premio que podría no ganar : el de valer más por lo que callo que por lo que cuento. 

No menosprecio la disciplina, ni aquello de que, a quien la practica, la suerte siempre le pilla trabajando. Se trata de otra cosa. De que aquí podría jugar en otra liga. De abrir una ventana en el momento en que tiene que entrar el aire. De cerrarla cuando quiero que todo mi aire sea mío. De cocerme en mi aire cuando se vuelve rancio, si así lo decido.

Tampoco tengo por qué buscar aprobación. Que tampoco tengo que huirla. Cada uno acaba haciendo lo que necesita, porque lo necesita. Si por el camino algo gana, o algo ganan los demás, sumamos todos. Si no, nada resta lo que nunca buscó nada.

Si, parece que a estas alturas del carnaval la pajarraca y yo nos vamos conociendo. De modo que esto es lo que hay. Tiene dos opciones: o dejarse arrastrar por esa inercia de comportamiento imprevisible y anárquico, o manejarse a si misma, y no precisamente a distancia.

Marca personal. Desde el momento en que supe de este concepto, me atrajo como si brillara. No por su sabor a marketing, ni  por posibles beneficios o desarrollo profesional. En si es el concepto de la autoafirmación, del arte de hacerse uno mismo. No, más bien de un momento crucial, en el que eres consciente de que ya te hiciste.  De verte como un valor creado, con su packaging y lacito. Aquí estoy, para bien, y también para mal. De cualquier forma siempre estamos expuestos al mundo. De ahí a tomar conciencia. gustarte como sales en la foto, e incluso ponerte mona en el escaparate, hay un pasito, tal como yo lo veo, para empezar a sacarte partido. El que sea. Pista de despegue. Hasta donde quiera que llegues. Porque vas a seguir. Ya no puedes hacer otra cosa, porque la demolición no es una opción. Con más o menos método, con más o menos constancia, con más o menos impulsividad, con más o menos estabilidad.