6 objetivos para el momento nido vacío

Estoy  haciendo algo más que un ejercicio de imaginación. Aquí en el nido, este mes de julio se presenta como el primer ensayo de lo que podría ser el momento nido vacío. Tenemos el curso rematado, y dos pollos con tiempo libre con posibilidad de emigrar libremente a su otro nido. Entre los dos nidos no hemos establecido fronteras ni aduanas: no hace falta pasaporte. Nos rige un convenio no escrito, en el marco de la libre circulación de polluelos.

 Por aquí pensamos que poner trabas a esa circulación libre no tiene sentido. Póngale usted puertas al campo, y verá que pronto se las comen las malezas, así se pase usted el día desbrozadora en mano, incluso usted acabará como una enredaderawoman. Así que tenemos modo verano on. Tampoco se crean que esto es una anarquía, evidentemete hay cierta organización, que una es flexible, pero no Elasticgirl.

Y llegará septiembre, y con él, el siguiente ensayo. Para entonces será ya ensayo general, porque empezará la prueba de fuego: dos pollos iniciando curso fuera de la ciudad de su nido materno. Y uno de ellos dos fronteras más al norte -de las de verdad, no de las que les ponemos las madres-.


Se impone por lo tanto la necesidad de hacer acopio extra de esta pantalla protectora, ustedes ya la conocen bien: mi alter ego, una pajarraca despiadada escoba en mano deseando barrer las plumas de la estampida avícola y empezar su vida en libertad. La realidad se ríe que se monda de la ciencia ficción. Que si, que reivindico mi yo propio, mi espacio, mi vida fuera del escenario de la maternidad. Pero mi programa base es el mismo que el de todas las madres, y me imagino histérica ante la perspectiva de millones de peligros que acecharán al pollo estando de Erasmus, por el simple hecho de estar fuera de mi campo de visión.



Ejem, ejem... recompóngase, señora pájara. Aquí somos especialistas en ver el lado bueno de las cosas, o al menos de escribirlo. Vaya pues mi, más o menos, medio decálogo acostumbrado sobre las posibles ventajas después de haber conseguido la anhelada paz.

Dormir hasta que el cuerpo aguante. Si, claro, ya sé, tiempo ha que dejaron de ser bebés, pero ya les conté aquí que no tener que madrugar y despertarme asustada pensando que nos atacan era todo uno en pleno curso. Tampoco me veré en la tesitura de esperar a los pollos si salen por la noche.Cierto, también les conté aquí que a mí eso no me suele desvelar, pero lo mío no es normal.
Atención, madres moradoras del sofá los sábados por la noche, sus días de centinelas se acaban.

Las visitas serán una fiesta. Lo dice cualquier manual de aspirante a miembro de familia: la convivencia desgasta. Enormemente. Coja a dos seres que son pareja, asígneles el mismo domicilio, así, en plan experimento, y siéntese a observar la evolución de los acontecimientos. Cuando haya concluido que más o menos ha dado con personas civilizadas, eso con algo de suerte, añada a la ecuación otros dos seres, primero totalmente dependientes, -que mono mi bebé, ya podía dormir algo...-, más adelante algo más autónomos pero, contra todo pronóstico, mucho más ruidosos y conflictivos -sobre todo cuando interactúan en modo pelea-, y por último, totalmente desarrollados en cuerpo, que no en espíritu, y que han evolucionado a una fase de dependencia todavía -si, se podía-, más absorbente. Si ha sido capaz de relizar todo el experimento, y se ha encontrado con que he descrito la feliz historia de su vida, es que estamos en la misma situación, y...
tengo una buena noticia para usted: Las visitas de sus hijos después de haber abandonado el nido discurrirán en un ambiente más distendido.
Al menos, la conversación de la comida no girará en torno a vaya, como dejaste el baño esta mañana, o ¿se puede saber a qué hora volviste ayer? (ssshhh... déjese de trapos sucios cuando vengan de visita, que tampoco es plan arruinarme el post, que me lo estoy currando)

Compartiremos experiencias más allá del rol madre-hijos. Además de recibirlos alegremente cuando vengan de visita, y de agasajarles a mantel puesto con sus comidas favoritas, estaremos en contacto. Nos llamaremos, y nos whatsapearemos.
Y ¿no les ha pasado que por whatsapp terminan comentando más anécdotas, temas de actualidad o vivencias y sentimientos del día a día que en persona?
Pues a mí me pasa, cuando no están, durante alguna estancia o vacaciones en el otro nido, acabamos colegueando mucho más allá de lo que yo me hubiera permitido nunca conscientemente conviviendo con ellos. Soy muy fan del soy su madre, no su amiga. Pero ya han despegado. La relación evoluciona. Eso si, que se vengan más de dos días seguidos y verán que rapidito recuperamos viejas costumbres...

Los idealizaré. También de manual:
Hijo que se va, hijo al que vemos más guapo, alto, listísimo... Al menos el tiempo que no los veamos, aunque luego asomen el pico y la primera frase que digamos sea: hijo, ¿no tenías otra camisa? o ¿es que ya no te afeitas nunca?

Nos sentiremos satisfechas de ver el fruto del trabajo bien hecho. Hablo en femenino porque evidentemente somos las madres las víctimas en potencia del síndrome del nido vacío. Por ejemplo, ver que un hijo se va de Erasmus, quitando el pánico, la preocupación y la consiguiente ruina económica, tiene necesariamente que generar sentimiento de satisfacción y orgullo, ¿no? No digamos si el vuelo fuera del nido es total, con el despegue de la vida laboral y personal.
Vayan llamando al notario que esto lo pongo yo por escrito, me propongo ahuyentar nostalgias y centrarme en disfrutar de su evolución.
Todo esto contando con que este mundo despiadado y falto de oportunidades se lo permita, pero yo no me molesto en escribir un blog para ser pesimista, no me compensaría nadita.

Más tiempo, más proyectos, volvemos a empezar. No lo he puesto en primer lugar porque me resisto a exponer esto como un objetivo a cumplir, y no como un proceso natural. Y también porque en mi caso, las experiencias previas ya me han servido de cursillos acelerados para saber poner en mayúsculas las palabras
YO, MI, QUIERO...
 Viajar solas o en pareja, desarrollar algún proyecto que permanecía dormido pero latente, replantearse la distribución y decoración de la casa, ... -no es que planee eliminar sus dormitorios, pero cambia mucho la cosa si las actividades prioritarias no son las de los hijos-... Y de hobbies no hablo, porque ya estarán ustedes cansaditos de ver mis obsesiones si se han paseado por la sección DIY.

¿Qué opinan? ¿Se ven capaces de ilusionarse con una nueva etapa? Se me olvidaba mencionar la actividad 2.0 que ha dado pie a este blog, y que, lejos de abandonar, potenciaré aún más. Se lo recomiendo, son ustedes mi gran familia al otro lado de la pantalla, y esta si que es una familia ideal, ¿será porque no convivimos?


4 comentarios:

Yonosuperwoman dijo...

juegas en otra liga, definitivamente. Pero Una liga a la que todos llegaremos, así que me punto tus sabias enseñanzas.

un besazo, maestra

catalina dijo...

Que quieres, una que se casó "de pequeña", y llegó pronto a todo... por dios que prisa tenía, no lo puedo entender... Gracias, Pauliña, requetebesotes!!!!!

Mamá en Bulgaria dijo...

Me cuesta muchísimo imaginar esa etapa de nido vacío... Lo intento eh? Pero llevo años sin estar sola nunca y la verdad es que lo añoro. Y a pesar de eso sé que cuando consiga esa ansiada paz echaré de menos el follón...

catalina dijo...

Supongo que todo tiene su período de adaptación... dicen que esa capacidad es un indicador de cuán inteligente es una persona así que... yo me adapto si o si!!! jajajaja
Gracias por tu comentario, y cuídame a las golondrinas!!!