El proceso ya se lo saben. Ya pasó aquella etapa en la que preguntaban constante e inocentemente por qué. Ahora las preguntas son menos inofensivas. Y no, no hace falta ser tan guay.
Mi mantra en este sentido es inamovible. Yo tengo dos hijos. Y algún que otro amigo. Y son secciones diferenciadas e intransferibles. Por lo tanto, aquello de que los maridos no tienen que saberlo todo, ha pasado al siglo XXI como los hijos no tienen que saberlo todo de sus padres.
¿Recuerdan a Claire Dunphy intentando por todos los medios que sus hijos no conocieran su pasado de jovenzuela fiestera y algo despendolada? Pues eso. Pero sin casa monísima de la muerte, marido dócil y conciliador a tope, ni vida de madre amantísima, más que nada por no abusar de la ciencia ficción.
He aquí las tres preguntas de oro, para las que tendrán que tener listo un guión sin fisuras, si quieren que el ejemplo sea ese legado que permanecerá grabado generación tras generación...
1.¿Fumaste alguna vez? Bien, repase mental y rápidamente si existe algún documento gráfico que le delate, y en caso contrario, la respuesta es fácil: NO.
En el caso de que sean fumadores y no haya habido forma humana de separar su yo perfecto con la fábrica de humo, la pregunta será: ¿A qué edad empezaste a fumar? Bien,, hace un tiempito que se han dado cuenta de que no somos seres divinos, de hecho, en eso consiste la adolescencia. Pero ojo, imperfectos si, descontrolados, no. Es hora de echar mano de eso que ellos consideran esa leyenda lejana, casi paleolítica: los años de nuestra juventud. Eran tiempos inciertos. La ciencia puntera estaba sin estrenar, y por lo tanto, en aquella época, fumar no se consideraba tan peligroso como ahora. Y claro, tal como se demostró con los nuevos estudios de los que ellos ya han sido testigos, el tabaco es adictivo y malo malísimo. El argumento está hilado. Usted fue víctima de la ignorancia. Y sus hijos son hijos del progreso. Fin.
En el caso de que sean fumadores y no haya habido forma humana de separar su yo perfecto con la fábrica de humo, la pregunta será: ¿A qué edad empezaste a fumar? Bien,, hace un tiempito que se han dado cuenta de que no somos seres divinos, de hecho, en eso consiste la adolescencia. Pero ojo, imperfectos si, descontrolados, no. Es hora de echar mano de eso que ellos consideran esa leyenda lejana, casi paleolítica: los años de nuestra juventud. Eran tiempos inciertos. La ciencia puntera estaba sin estrenar, y por lo tanto, en aquella época, fumar no se consideraba tan peligroso como ahora. Y claro, tal como se demostró con los nuevos estudios de los que ellos ya han sido testigos, el tabaco es adictivo y malo malísimo. El argumento está hilado. Usted fue víctima de la ignorancia. Y sus hijos son hijos del progreso. Fin.
2. A que edad tuviste tu primer novio? Vale, novio, como lío (ellos lo llaman así, liarse, pásmense) o relación de tonteo platónico que puede provocar algún tipo de contacto superficial tirando a inofensivo... pues... ¿ven? ahí es donde pueden desplegar su yo más empático, mundano y tolerante. Claaaro, a todos nos gustaba algún chico-chica, esto es lo normal, hija/o mía/o (qué moderna soy), y, atención, la frase estrella: todos tuvimos un primer amor. Hasta ahí, bien. Ah, pero...
3. Y tu primera vez? Ehhhhh.. un momento... Todos llevamos un político dentro. Es hora de ponerse su mejor corbata y comportarse como si nada ni nadie pudiera perturbarle (si, reabsorver el sudor frío va en el sueldo, por desgracia). Sería conveniente una disertación previa. Algo referente a la importancia de los sentimientos, que es un paso que no debe darse a la ligera, que ... total, todo encaminado a no dar ningún dato cronológico concreto, pero dejar claro que no fue nada, nada, nada, precoz.
Se alaba el gesto de dirigirse a usted con confianza, se resalta la madurez y peso que sin duda esperamos que él o ella tenga, y se sigue hablando mucho mucho mucho, pero ya, de otro tema que no sea el pasado, ese gran desconocido de sus padres.
Se alaba el gesto de dirigirse a usted con confianza, se resalta la madurez y peso que sin duda esperamos que él o ella tenga, y se sigue hablando mucho mucho mucho, pero ya, de otro tema que no sea el pasado, ese gran desconocido de sus padres.
Todo esto, claro está, si se trata solo y exclusivamente de preguntas. Si pasamos a los hechos, necesitamos otro capítulo. Porque señores, si, llegará. Descubrirán que su hijo fumó, bebió, o que tiene algún tipo de relación...
Pero dado que hemos alcanzado los caracteres recomendados por post de bloggera incipiente y una se toma muy en serio su aprendizaje y su futuro, les emplazo a una próxima cita.
6 comentarios:
Hola Cata¡
jajajaja, muy buen post¡¡aparte de cómo cuentas las cosas, que me chifla, has tocado un tema genial. Personalmente recuerdo hacerle a mi madre preguntas de todo tipo al respecto, ya verás cuando lo lea, jajaja, me ha gustado mucho¡¡
Un besín
Jajaja pues lo importante es que os riais, y desdramatizar! Un besote!!!
Ups! Me has devuelto a la realidad de golpe. Cuando mi hijo empiece con la pregunta 2 y 3 tendré que llamarte directameente para que asesores mi bloqueo mental.
Muy bueno. De veras, enhorabuena por tu blog.
Muchas gracias!!
Ay madre, que yo soy ex fumadora, ex juerguista y si me apuras hasta un poco ex pendón... ¡y me pogo roja cuando miento! Menos mal que me quedan años por delante xDDD Pues yo pensaba en ser medianamente sincera, no me queda nada...
Besos!
Vanesa
Jajajaja te apuesto algo a que llegado el momento se te pasará el ataque de sinceridad!!!
Publicar un comentario